jueves, 16 de febrero de 2017

OSKAR KOKOSCHKA: LA ESPOSA DEL VIENTO.

Oskar Kokoschka

Buen día.

Es para mí un placer escribir y a la vez aprender sobre pintura, una de mis debilidades, y con independencia de que este espacio, pues también conozca de la obra de muchísimos artistas de la más variada índole, para mí, la pintura es sencillamente, una temática excepcional.

Tal y como de excepcional es la obra que hoy vamos a tratar de conocer un poco a fondo, de la que es autor OSKAR KOKOSCHKA, realizada en óleo sobre lienzo, y datada en 1914, que se conserva el el Museo de Arte de la ciudad suiza de Basilea.



De Oskar Kokoschka podemos afirmar que tanto a finales del siglo XIX, como principios del siglo XX, junto con otras dos grandes figuras como Egon Shiele y Gustav Klimt, en su país Austria y, más exactamente en la que es su capital, Viena, fueron los que aportaron al ARTE, con mayúsculas, algunas de sus más significativas obras, todas ellas dentro del conocido como movimiento de la Sezession Vienesa, considerado como uno de los más valiosos e importantes estilos de lo que puede llamarse el Modernismo europeo.
Mas con el tiempo los intereses y el estilo de cada uno de ellos fueron separándose de este movimiento y participando de otros de igual o mayor calidad artística.


En el caso de Oskar Kokoschka nos encontramos con su acercamiento a los pintores que se enmarcaban dentro del llamado Expresionismo alemán, y su obra, LA ESPOSA DEL VIENTO, a la que se conoce también con el título de El torbellino de los vientos o La novia del viento, viene a ser un claro ejemplo de lo que esta tendencia expresionista supuso no solo para este artista, sino para el mundo del arte en general.
No cabe la menor duda de que son muchos los artistas que, a través de sus creaciones, nos quieren mostrar su experiencia personal, en diferentes aspectos o etapas de su vida, y ese fue el caso de Oskar Kokoschka en relación con esta bellísima obra, toda vez que en ella plasmó su propio "torbellino emocional", al encontrarse en un periodo en el que se relación sentimental con Alma Mahler estaba prácticamente concluyendo.


Para el autor dejar marchar a Alma Mahler fue todo un caos interior, algo que le revolucionó, como nos deja ver en ese remolino en el que se ven envueltos los dos amantes que aparecen retratados, hasta el punto de que para olvidar ese dolor tan profundo, se enroló en las tropas de infantería en 1914, al comienzo de la I Guerra Mundial, si bien resultó herido a comienzos de 1915, tras cuya larga recuperación empezó a mostrar serios problemas de desequilibrio mental.



Esta obra muestra al espectador el momento en el que dos amantes permanecen abrazados, pero podemos observar que su actitud es de un total abandono de uno para con el otro.
Y para ello, Oskar Kokoschka emplea una pincelada ondulada, tomando una espesa y densa gama de colores, en el que predominan, fundamentalmente, los azules, aunque podemos observar algunas pinceladas de color violeta o rosa.



El cuadro se ha convertido en lo puede considerarse un homenaje al amor, en el que los protagonistas son el propio autor y la viuda de Mahler, Alma, quien fue su amante durante casi tres años, si bien ésta última le abandonó, toda vez que observaba en el pintor ciertos momentos en los que se dejaba llevar por la locura y la obsesión.

Alma y Oskar

Oskar Kokoschka refleja en este cuadro a una pareja, después del acto sexual, estando ambos relajados y abrazados, abordando una escena de total intimidad.
Es delicioso observar cómo la luz del cuadro se centra  en el personaje femenino, Alma, dibujada sobre la base de colores claros, con pinceladas cortas y de gran delicadeza, principalmente lo que es la parte superior del cuerpo.
Alma permanece dormida y abrazada al pintor, quien utilizó para sí mismo unas pinceladas más gruesas y agresivas, en tanto su rostro se nos ofrece serio y pensativo.
Y es gracias a ese remolino que envuelve a ambas figuras como podemos apreciar la sensación de movimiento, el saberles mecidos por el viento, para lo cual Kokoschka recurre a unas pinceladas más largas y firmes, sirviéndose igualmente de colores verdes, grises y azules que, en cierta medida, nos aportan tranquilidad.



Mas la escena de la que participamos en esta obra se desvaneció cuando Alma Mahler sencillamente se marchó, y nos dejó la imagen de un hombre terriblemente triste. Ello le llevó a pintar las paredes de su estudio de color negro y lo que es más que alucinante mandó hacerse una muñeca que era una réplica de Alma, lo que le convirtió en un hombre del todo atormentado, con una presencia que era solo un despojo de lo que fue no un romance, en el que dominaba el amor, sino sobre todo el sexo, pues fue precisamente, el sexo el que unió a Alma Mahler y a Oskar Kokoschka, en una relación carente de ternura, y que para nada se aproxima a lo que conocemos como "historia de amor" de las que tanto nos hablan las novelas.

La muñeca  representando a Alma Mahler

La pasión que Oskar manifiesta por Alma, es hasta cierto punto comprensible, por lo que respecta a la intensidad del primero, toda vez que era un joven de veintiocho años, en tanto ella, Alma era una mujer de treinta y cinco, quien había contraído matrimonio con un hombre Gustav Mahler, veinte años mayor, al que abandonó, y que posteriormente murió en 1911, dejándola viuda.

El amor, tal y como lo entiende, y la manifiesta Kokoschka se acabó...principalmente debido a la situación de inseguridad que le genera a Alma, y ello solo le produce angustia y saber de una existencia trágica. 
Y es que en la historia de esta pareja hubo muchas facetas que descubrieron, aunque llegado cierto momento dejaron de buscar, abandonaron esa continua aventura que supone el amor, sinónimo de placidez, algo que Kokoschka no entendía y, al saberse todo el uno del otro, se empezaron a abandonar, primero, sentimentalmente, después, físicamente, como ya he indicado por parte de ella.



La maestría en la utilización de formas, colores, trazos nos llevan a considerar a Kokoschka un genio dentro del movimiento expresionista.

El arte de Oskar Kokoschka, de la misma forma que casi todo el que se consideraba dentro de las vanguardias que por entonces abundaban en Europa fue considerado por los nazis, como "degenerado", siendo retirado de todas las galerías en las estaban expuestas sus obras.
Durante la Segunda Guerra Mundial Kokoschka y su esposa, con la que había contraído matrimonio en los años 20, marcharon a vivir a Inglaterra, obteniendo su nacionalidad en 1946. Un año más tarde se trasladó a Suiza, donde desarrolló la última parte de su carrera, hasta su fallecimiento en 1980.

Bellísima Alma

La Esposa del Viento es una pintura sublime y de la que emana una profunda tristeza, no obstante es uno de los ejemplos más importantes del expresionismo, pues la expresividad de las pinceladas ofrece un resultado del todo impactante para el espectador, y tras su detenida observación descubrimos que de la misma emana una armonía cromática delimitada por los contrastes luminosos entre los rosas y amarillos con el azul predominante.

Ustedes disfruten de esta maravilla.



BUEN DÍA A TODOS
PURA KASTIGÁ


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Directorio Hispano de las Artes


Fuentes: educación.ufm.edu.
www.tuitearte.es
arte.laguia2000.com





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