domingo, 22 de enero de 2017

EL GRAN DRAGÓN ROJO.- WILLIAM BLAKE


WILLIAM BLAKE
Buen día.

Hoy me decido a dedicar este espacio a un tema que me gusta, especialmente, la pintura, por supuesto, y como protagonista a un pintor, grabador, ilustrador y poeta inglés WILLIAM BLAKE, considerado como una de las figuras más destacadas del periodo romántico.

Más si hay un elemento que define, de forma determinante, no solo la poesía, sino la pintura de WILLIAM BLAKE es su actitud visionaria, sirviéndose de un simbolismo personalísimo para ofrecernos su filosofía mística.
Su aprendizaje lo fue de la mano del grabador James Basire (1730-1802), junto al que realizó dibujos de los monumentos de la abadía de Westminster, así como diferentes templos de Londres. Todo ello le sirvió para conocer profundamente el arte gótico.
Si sus primeros trabajos tenían un marcado carácter comercial, fue a partir de 1787 cuando su obra se vio influenciada poderosamente por un nuevo método para imprimir sus poemas en color, algo que, según Blake, le fue revelado en un sueño por su fallecido hermano Robert. Es así como la primera de estas sustanciosas "impresiones en color", en las que el texto iba unido a una ilustración vio la luz bajo el nombre de los Cantos de Inocencia, hacia 1789.




William Blake compartió tanto en su vida personal como en su forma de ejercer su trabajo una visión inconformista, como principio, es así que, a raíz de sus diferentes experiencias con las técnicas de impresión en color, no podemos ni es posible separar su compleja filosofía, que la hizo realidad, también en sus poemas, de su obra artística.

Para William Blake, el mundo de los sentidos está envuelto en una total irrealidad, de ahí el hecho de que trabajara en la misión de crear una forma simbólica plástica de las que llamaba sus "visiones espirituales". Si para gran parte de sus contemporáneos William Blake fue un excéntrico mas, la genialidad del conjunto de su producción no fue reconocida como tal hasta la mitad del siglo XIX.

ILUSTRACIÓN


Y ahora, nos detenemos por un tiempo, en una serie de pinturas en acuarela (Blake negaba del óleo), realizadas entre los años 1805 y 1810, coincidiendo con los diferentes encargos que Blake recibió para ilustrar libros de la biblia. En concreto, éstas representan "El Gran Dragón Rojo", basadas en diferentes hechos del Apocalipsis.

En la cultura popular los dragones, representados a través del tiempo, como grandes serpientes o reptiles, poseen cualidades mágicas o espirituales.
El origen o etimología de su nombre proviene del latín; draco, draconis, y es un término que designa a un animal mitológico, aunque también se denomina así a una planta, toda vez que sus flores asemejan a la cabeza de un dragón.
También se denomina dragón a una especie de pez e igualmente a una constelación.
Esta serie de pinturas son determinantes en una novela escrita por Thomas Harris, bajo el nombre de "El Dragón rojo", que ha tenido diferentes versiones cinematográficas y televisivas.




"Luego apareció en el cielo otra señal: un gran dragón rojo que tenía siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza. Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo, y las lanzó sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo tan pronto como naciera".
Apocalipsis, 12: 3-4

Las pinturas que conforman esta serie son:

El Gran Dragón Rojo y la Mujer revestida en Sol, en la que el Dragón se nos muestra preparado para devorar al niño de una mujer embarazada, tal y como se nos dice en el Apocalipsis. Se encuentra almacenado en el Museo de Brooklyn.



El Gran Dragón Rojo y la Mujer revestida con el Sol, similar a la anterior pero vista desde diferente ángulo.
La podemos encontrar en la Galería Nacional de Arte, Washington.



El Gran Dragón Rojo y la Bestia del Mar, depositada en la misma Galería.



El Número de la Bestia es 666, que se encuentra en el Rosenbach Museum & Library.



La figura del dragón es una de las más utilizadas en la simbología de Blake, tal y como resulta de su poema "Una imagen divina", que nos ofrece un vínculo entre el mito, lo humano y lo divino:

"La crueldad tiene corazón humano
y la envidia humano rostro;
el terror reviste divina forma humana
y el secreto lleva ropas humanas.

Las ropas humanas son de hierro forjado,
la forma humana es fragua llameante
el rostro humano es caldera sellada
y el corazón humano, su gola hambrienta"



BUEN DÍA A TODOS
PURA KASTIGÁ

Blog incorporado al
Diccionario Hispano de las Artes

Fuentes: Wikipedia.
Diccionario de Arte. Ian Chilvers.

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